Película nº 245/IX Primavera tardía (1949)



Presentación y texto: Mª Ángeles Robles
(Fotos de J. M. Román)



3 comentarios:

  1. (Toda tarta necesita una guinda y en esta ocasión la ha colocado Trini. Os adjunto un texto escrito con sonido de koto, con sabor a dorayaki y con la visión del hanami):

    Hay ocasiones en las que se produce un nuevo evento en las ya deseadas sesiones de Cineando. Esta noche, con motivo de la película Primavera Tardía del cineasta japonés Yasujiro Ozu, ha sido una de ellas.

    En primer lugar por la película en sí. Una gran obra se sensibilidad y profunda belleza, tal como nos expresa su presentadora en la preciosa ficha informativa.

    En segundo lugar porque contar con la presencia de Mari Ángeles es todo un lujo. No sólo nos ha ilustrado con su conocimiento acerca de la película, relacionándola con la literatura japonesa y con la cultura japonesa en general, sino también nos ha transmitido su pasión, animándonos a compartir con ella un planteamiento inicial y un debate final a la altura de las mejores de las presentaciones.

    Japón y su filosofía son complejos. Entender desde nuestro punto de vista occidental la mínima parte de todo ello es tarea complicada. Su arte impresionista nos acerca a la vida desde otra perspectiva y esta perspectiva a su vez se ramifica en otras muchas más, creando un laberinto dentro del laberinto.

    No se puede contemplar Japón como un mero gigante económico, fabricante de futuro y tecnología. Es un país que posee un patrimonio ideológico extremadamente rico en diferentes formas de abstracción y categorías inspiradas en fuentes religiosas y profanas, miles de entresijos culturales que configuran su asombrosa historia.

    Un país pródigo en creaciones culturales de todo tipo.

    Internarse en las sendas escondidas del pensamiento japonés es toda una aventura que como resultado proporcionará (a esos valientes que se atrevan) una gran satisfacción al comprender el entramado de su presente y su pasado.

    En ocasiones puede ocurrir que sus distintas formas de expresión no lleguen a todos los públicos. Los ritmos, los símbolos, la forma, la perspectiva, el contenido, no son fáciles de asimilar. En cuanto al cine, hay quien opina que este tipo de películas les resultan lentas, abstractas, incomprensibles..., para muchos otros son algo mucho más sencillo: pequeños tesoros.

    Algo místico y espiritual como el ritual de la ceremonia del té.

    Con toda su sencillez y complejidad.

    En este caso, con genial maestría, Ozu nos deleita con una obra llena de belleza y significado. Muy simple y muy compleja, equilibrada, dura, serena, dulce, sutil..., con la que sentimos el placer de envolvernos y mecernos cual cerezo en flor, al rumor del oleaje.

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  2. .../...

    La película que hemos disfrutado nos muestra, tal como ha desarrollado nuestra presentadora, muchos de estos complejos símbolos culturales, costumbres y formas de expresión japonesas, bellamente adornadas por la mirada de un director que nos ofrece la belleza en cada rincón, en cada paso, en cada imagen, un haiku en cada plano. Esa pequeña y delicada poesía que representa tanto en tan poco.

    Cada imagen envuelve emociones y a su vez, evoca pensamientos que revelan la visión existencialista que brota del sintoísmo, confucianismo y budismo en virtud de los que, en su peculiar interacción, Japón elaboró su pensamiento filosófico.

    Como muestra de algunos de estos aspectos, vemos continuamente la imagen de una camino, (cuando va llegando a casa, paseando, camino de trenes...) que en la tradición confuciana, reviste un carácter moral y designa la ley moral que el hombre debe observar. Es por ello que la protagonista siente que debe seguir su camino que no es otro que el de cumplir con el deseo de su padre y lo socialmente establecido. El confucianismo tuvo mucha influencia en lo referente a la ética social.

    Se aprecia igualmente la influencia sintoísta tanto en el culto por la naturaleza, siempre presente, como un homenaje, a través de la contemplación de esos planos largos, silenciosos, de estructura y líneas perfectas, como en lo que se refiere a la renuncia al yo personal, otro fundamento importante dentro de esta corriente, tal y como se puede apreciar en ella y su actitud a dejar de lado su deseo de permanecer con su padre y seguir
    “su camino”.

    Sin ánimo de extenderme mucho más, ya que casi todo ha sido analizado con certeza y precisión en el debate, acabo señalando que la literatura japonesa de la cual es especialista Mari Ángeles, es una de las más ricas del mundo y está escrita en la más difícil de las lenguas, más aún, en una serie de lenguas sucesivas de difícil comprensión y estudio. Difícil es también su filosofía, su arte y, cómo no, su cine.

    Autores como Ozu, nos acercan a este mundo desconocido y atrayente desde esa sutil y bella forma de narrar, creando películas que, si mucho tienen que ver con el cine, aún mucho más con la poesía.
    El acercamiento a su literatura es otra sorprendente epopeya.

    Es complejo expresar el pensamiento japonés, sus modos, sus movimientos, sus imágenes íntimamente ligadas a las propias concepciones. El lenguaje cinematográfico es una vía importante de expresión y con Ozu, genio y maestro, hemos podido disfrutar de una maravillosa obra en la que el autor nos muestra el desarrollo de sus pensamientos con una fidelidad escrupulosa.

    Gracias a todos los que hacéis del cine algo grandioso.

    Saludos

    Trini Domínguez.


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  3. Magnífico el escrito de Trini sumando, sumando sensibilidad a la de Mª Ángeles y a su vez sumando sensibilidad a la de Ozu...

    Un placer.

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