La próxima película programada es The Artist (2011)
dirigida por Michel Hazanavicius. Gran parte de ella se rodó
en un edificio mítico de Los Ángeles, el edificio Bradbury (1893) obra del arquitecto George
Wyman.
El edificio Bradbury es único
no sólo por su espectacular escalera proyectada, sino también por sus
ascensores hidráulicos acristalados que dan acceso a las diferentes plantas de
oficinas.Un interior del edificio muy ornamentado e iluminado por una gran
claraboya y a modo de contraste, el exterior del edificio es tradicional,
presenta un aspecto neorrenacentista que se construye con una mezcla de piedra
arenisca y recubrimiento de ladrillo. A la hora de realizar la obra
su creador se
inspiró en las descripciones que hacía Edward Bellamy de los edificios en su obra utópica Mirando atrás (Looking Backward) que en 1887
describía cómo sería la sociedad en el año 2000.
Este carismático edificio ha sido un escenario recurrente
para múltiples películas de Hollywood. Diversos directores han
aprovechado este fotogénico lugar para generar exotismo, misterio y también ese
glamour tan apropiado para las historias de gánsters y asesinatos. Su
reconocible atrio central ha servido de fondo a muchísimas películas, desde que
se utilizará en 1942 en la película de Henry Hathaway, Infierno
en la tierra, para representar el espacio del Hotel Royal en Mandalay,
Birmania. Apunto algunas de ellas: Con las horas contadas (1950)
dirigida por Rudolh Maté (que pude ver gracias al amigo Juan
Pablo), Marlowe (1969) con James Garner, Homicidio
en primer grado (1995) con Kevin Bacon, Lobo (1998)
con Jack Nicholson, Arma letal 4 (1998) (sin
comentarios). Además de infinidad de series y vídeo musicales.
Y por supuesto Blade Runner (1982)
dirigida por Ridley Scott, que pudimos disfrutar hace pocas
fechas. En esta película también podemos apreciar otros lugares emblemáticos de
Los Ángeles, como Union Station, el túnel de la
segunda avenida, la calle Figueroa o la
espectacular Charles Ennis House, del arquitecto Frank
Lloyd Wright (recordad la casa Van Damme, inspirada
en la obra del arquitecto, en el monte Rushmore, de Con
la muerte en los talones).
Eres la leche, Juan Carlos. Qué informes nos preparas tan currados y tan interesantes. Tú, y Juan Manuel Román, nos vais surtiendo ya de una encibloguedia estupenda. Muchas gracias.
ResponderEliminarYo no he aportado nada a ésta entrada. Así que al César lo que es del César,...Mateo 22:21
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstimado y entusiasmado Juan Manuel:
EliminarJuan Pablo no se equivoca, tus aportaciones vía aplicación y WhatsApp son muy de agradecer, pero además tú, e implicaremos también a Ana Mª, sois en parte “culpables” de esta entrada dedicada al edificio Bradbury. He comentado en más de una ocasión la idea tratada con vuestro vástago Jesús de Guildford de hacer pequeñas aportaciones en el blog sobre edificios, infraestructuras o paisajes urbanos donde se desarrollan esas películas míticas y maravillosas que vemos y veremos en Cineando. Eso nos acercaría en cierta manera a ellas. No podremos visitar físicamente muchos de esos lugares, pero si pasearemos y nos adentraremos en ellos junto a esos personajes de ficción que tanto nos atraen. Imaginaros visitar las cataratas de Niágara junto a Marilyn, o subir al Empire State con Cary Grant, ¡no confundir con el edificio Chrysler!, o atravesar el Golden Gate junto a Bogart, o pasear por las calles de Manhattan junto a Woody, quizás vayamos por Canal Street desde el Túnel Holland hasta el puente de Manhattan y nos sentemos en un banco, esta vez junto a la Keaton, pues el Allen no dejaría de hablar y rompería el encanto, y veamos como amanece. Y así seguiríamos hasta tener un conocimiento geográfico y urbano de las películas. Mil calles, mil edificios, mil ciudades, mil…películas, mil…sueños.
Son muchas las películas que empiezan con un paisaje urbano y ya nos está centrando donde se va a desarrollar la acción. Normalmente conocemos ciudades como Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, Chicago, París, Londres, Roma, etc. Y en otras ocasiones nos colocan el nombre sobreimpresionado en la pantalla, cosa que chirría. Os imagináis que la primera imagen de una película sea la Giralda y ponga en letras… Sevilla, creo que se levantaría Míster Hitchcock y diría “un poquito de por favor”, en plan castizo.
Pues gracias Juan Manuel, gracias Ana Mª. Si ustedes-vosotros me lo permiten, mientras llegan los verdaderos entendidos-técnicos en la materia, acometeré esta tarea, de cierta forma gratificante, y le dedicaré algunas entradas a esas lugares soñados, aunque no arcadias perdidas.
Nos vemos el viernes en el Bradbury.